La presión arterial elevada y la hipertensión son problemas de salud importantes que afectan a millones de personas en todo el mundo. Las nuevas directrices de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) para 2024 introducen enfoques actualizados y recomendaciones para el manejo de estas condiciones. Estas directrices, desarrolladas por un equipo multidisciplinario que incluye representantes de pacientes, buscan mejorar la salud cardiovascular. Vamos a explorar los «diez mandamientos» clave de estas directrices y cómo pueden ayudar a mejorar los resultados de los pacientes.
1. Clasificación de la presión arterial
Las directrices introducen una nueva clasificación de la presión arterial:
- Presión arterial no elevada: Menos de 120/70 mmHg en la oficina.
- Presión arterial elevada: Entre 120-139/70-89 mmHg en la oficina.
- Hipertensión: 140/90 mmHg o más en la oficina.
Esta clasificación simplificada ayuda a los profesionales de la salud a tomar decisiones más informadas sobre el tratamiento farmacológico 1,2.
2. Diagnóstico y evaluación
Las directrices recomiendan el uso de mediciones de presión arterial fuera de la oficina, como el monitoreo ambulatorio de la presión arterial (MAPA), para diagnosticar y gestionar la presión arterial elevada y la hipertensión. Este enfoque proporciona una evaluación más precisa y ayuda a evitar el «efecto de bata blanca», donde la presión arterial del paciente puede aumentar debido al estrés de estar en un entorno clínico.
3. Evaluación del riesgo
Un componente crucial de las nuevas directrices es la evaluación del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). Esto implica:
- Identificación de condiciones de alto riesgo de ECV: Como enfermedades cardiovasculares establecidas.
- Predicción del riesgo de ECV a 10 años.
- Evaluación de modificadores de riesgo específicos de sexo y compartidos.
- Pruebas adicionales con herramientas de riesgo si es necesario.
4 y 5. Manejo de la presión arterial elevada
Para aquellos con presión arterial elevada pero bajo riesgo de ECV, las directrices recomiendan medidas de estilo de vida. Para los pacientes con alto riesgo cardiovascular, si la presión arterial sigue siendo alta (130/80 mmHg o más) después de tres meses, se recomienda el tratamiento farmacológico para reducir la presión arterial.
6. Tratamiento de la hipertensión
Para los pacientes con hipertensión, las directrices recomiendan una combinación de cambios en el estilo de vida y tratamiento farmacológico. La terapia de combinación de dos píldoras en una sola es la recomendada inicialmente para la mayoría de los pacientes, lo que mejora la adherencia y el control de la presión arterial.
7. Recomendaciones de estilo de vida
Las recomendaciones actualizadas sobre el estilo de vida incluyen:
- Entrenamiento aeróbico y de resistencia.
- Aumento de la ingesta de potasio.
- Reducción de la ingesta de sodio: Menos de 2 gramos por día.
- Dieta saludable.
- Mantener un índice de masa corporal (IMC) normal.
- Dejar de fumar.
- Limitar el consumo de alcohol.
8. Objetivos de presión arterial
Para los pacientes en tratamiento, el objetivo de presión arterial sistólica es de 120-129 mmHg, incluso para adultos mayores no frágiles (menores de 85 años). Si este objetivo no es alcanzable o tolerado, el objetivo es lograr una presión arterial tan baja como sea razonablemente posible.
9. Manejo de la hipertensión resistente
Para la hipertensión resistente, las directrices recomiendan considerar el uso de espironolactona (o eplerenona si no es tolerada), seguido de betabloqueantes y, si es necesario, alfabloqueantes adicionales. La denervación renal también puede ser una opción en casos seleccionados.
10. Enfoque multidisciplinario
Las directrices subrayan la importancia de un enfoque multidisciplinario para mejorar el control de la presión arterial. Esto incluye la colaboración entre diferentes profesionales de la salud y la transferencia de tareas lejos de los médicos cuando sea apropiado.
Conclusión
Las nuevas directrices de la ESC para 2024 proporcionan un marco integral para el manejo de la presión arterial elevada y la hipertensión. Al enfatizar la evaluación del riesgo, las medidas de estilo de vida y un enfoque personalizado del tratamiento, estas directrices tienen como objetivo mejorar los resultados de los pacientes y reducir la carga de las enfermedades cardiovasculares en toda Europa.
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